Retorna el maestro Takashi Miike,
aunque no es correcto hablar de regreso para un director que produce entre dos
a tres films por año ininterrumpidamente, la versatilidad de este contador de
historias y uno de mis 10 favoritos directores de todos los tiempos se evidencian
en cintas como: AUDITION, UNA LLAMADA
PERDIDA, ICHI THE KILLER, CROWS ZERO I y II, LOS 13 ASESINOS, GOZU, VISITOR Q, son algunos de sus créditos en las 92
realizaciones que incluyen su incursion por video y televisión desde 1991. Si no se ha
pasado por la filmografía de este increíble director ya es tiempo de que lo
haga, para nosotros los habituales de Miike sentimos una atracción hipnótica
por la forma en como aborda la violencia en sus films, no tiene reparo en
construir escenas de gran dosis de crudeza pero insertadas dentro de una
critica social e intimista de la naturaleza aun por comprender de los seres
humanos, si bien es cierto que la mayoría
de sus cintas se inclinan al campo del cine de acción, suspenso y terror, también Miike ha abordado el drama, el
surrealismo y por si fuera poco el cine
familiar.
En esta ocasión Miike trae otra
obra donde el juicio moral del espectador es puesto a prueba, una asesino pedófilo
de niños decide entregarse a las autoridades cuando el abuelo multimillonario de
una de sus victimas pone el precio de 1.000 yenes por la cabeza del psicópata,
un escuadrón de agentes tendrá la difícil tarea de trasladar a la fiscalía al
prisionero, odisea nada fácil ya que prácticamente los habitantes de Japón
intentaran asesinar al psicópata y cobrar la recompensa.
El escuadrón se va aislando en su
titánica misión ya que las traiciones también surgirán dentro de las mismas
autoridades participes secretamente de la implacable cacería y el deseo de obtener
la suma millonaria. Miike plantea un dilema en los agentes que cuestionan poner
sus vidas en peligro por una escoria que ellos mismos matarían gratis, el joven
asesino en ningún momento muestra arrepentimiento por sus deplorables crimines
y esta embestido de un cinismo chocante pero al mismo tiempo Miike se asegura
de no despojarlo de sus características terrenales, lo que lo hace así nos
desagrade uno de nuestra especie.
Los real batalla de los agentes
no es contra lo externo, se da en el interior, donde sus capacidades de no
perder la línea entre el bien del mal y poner por encima la valía y el honor para
no sucumbir a la comprensible conducta de cualquier mortal ante un hecho como
este y así hacer la diferencia en un mundo indiferente.
VALORACION: 9 / 10
alf.cols@gmail.com / Twitter: @cinealfred
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