Tony Erdmann es sin duda la gran
película Alemana del 2016, nominada a mejor película de habla no inglesa tanto
en los Golden Globes como en los Oscars, esta comedia dramática narra el
reencuentro de un padre con su hija, la cual está abocada a su carrera
profesional y se ha prácticamente desconectado de todo tipo de relación
humanamente emocional, en cierta medida es la realidad laboral que viven muchos
de los seres de este planeta, su padre quien intenta en vano lograr algún tipo
de conexión con ella y establecer algo de la antigua relación que tenían sobre
todo de cuando era niña, decide tomar una decisión drástica y algo descabellada
en pos de restablecer la relación y lograr que ella de nuevo vuelva a ser
feliz, es allí donde entra el alter ego Toni Erdmann creado por el sexagenario
padre.
La cinta que dura casi tres horas
en un comienzo da la impresión de evolucionar lentamente, lo cual se va
desplomando a medida que el relato sube de intensidad y de tono humorista, la
realidad es que su director se toma su tiempo en presentarnos a los personajes
involucrados y desarrollar el entorno del padre y de la hija, los cuales son opuestos
y entraran en choque impulsado por la cómica, imprevisible e irónica
personalidad de Toni, el alter ego del padre.
La historia retrata con precisión
a la idiosincrasia Alemana y de allí su puesta en escena muy sencilla y que
busca la naturalidad para lograr un relato íntimo, accesible y lo más cercano posible al
espectador, lo prodigioso es que todo funciona a la perfección en paralelo con
lo absurdo y alocado de ciertas situaciones, el gran logro de la propuesta
recae en la química del dúo protagonista (Sandra Hüller y Peter Simonischek) y
en sus excelentes interpretaciones que nunca caen en las aguas de la
exageración ya que están cimentadas en la interioridad.
Toni Erdmann y su humor de tantas
caras se convierte en el personaje catalizador y en el referente de cómo
deberíamos afrontar una vida que socialmente parece que hemos elegido vivir
desprovista de humanismo y felicidad, este mensaje es impregnado en la cinta
sin llegar a manifiestos moralistas y evadiendo el tono depresivo del cual
hubiese sido fácil haber pecado.
En el caso de Sandra Hüller como
la hija Inés, esta logra un adecuado registro actoral como el personaje
reflexivo de la obra, con una magistral sutileza cimentada en los gestos y
miradas va mostrando sucesivamente sus cambios de actitud hasta llegar a
reacciones que evidencian la metamorfosis del caracter en la línea del proceso
del reencuentro emocional entre padre e hija, situación emotiva sin llegar a lo
meloso, que termina por conquistar al espectador.
Toni Erdmann es el tipo de
película atípica cuyas posteriores revisaciones llevaran a un crecimiento de la
valía de la obra y de la cual ya se anuncia un posible remake hollywoodense
encarnado en el regreso de Jack Nicholson, el cual el mismo sugirió, al
declararse admirador de la cinta.
VALORACIÓN 8/10
alf.cols@gmail.com / @cinealfred
No hay comentarios.:
Publicar un comentario