Sobresaliente primer largometraje
del actor americano Brady Corbet en
su debut como director, la trama se centra en una de las
condicionantes que pueden determinar en el desarrollo de la infancia la orientación
de un niño ya en la adultez hacia las ideas totalitaristas, en otras palabras
presenciamos la niñez de un ser que se convertirá en un dictador, aunque
Corbert ubica su historia entre la primera y segunda guerra mundial y utiliza imágenes
de archivo históricas para contextualizarnos el relato que presenciamos es ficticio
aunque se alimenta lógicamente del nazismo y el fascismo europeo, inclusive ya
en su final no utiliza el conocido símbolo del régimen alemán liderado por
Hitler, este es sustituido por un tigre, de modo que Corbert deja sentado que
estamos ante una historia que no ocurrió, mas si explora y utiliza muchos
elementos históricos para asociarlos hábilmente a su relato.
El drama es representado como una
cinta de terror y misterio, con una fotografía tétrica y opaca que sirve como
una capsula de tiempo para llevarnos al momento de lo expuesto por Corbert, la
excelente partitura musical del film esta llena de fanfarrias desesperantes y
angustiantes las cuales ponen alerta al espectador de que algo malo esta por
venir, así la historia funciona como una versión mas terrenal y realista de La Profecía
(1976), con la diferencia en que aquella nos hablaba del hijo de Satanás
mientras esta nos retrata un niño normal y mortal como el resto de nosotros
pero que vive en un sitio determinado, en el momento y entorno familiar justos lo
cual terminara provocando un giro en la historia de la humanidad.
Corbert realiza su anatomía de
cómo se fabrica un líder y dictador y establece que esta predisposición se
desarrolla durante la infancia, en el seno de un hogar de una familia
euro-americana que viaja al Viejo Continente con el fin de que el patriarca
familiar participe activamente en las negociaciones y elaboración del Tratado
de Versalles de 1919, aquí Corbert destaca los inmensos errores que se
cometieron en la elaboración de este tratado y que termino en unas bestiales
sanciones económicas hacia Alemania y que desemboco en hambre y desempleo, el
perfecto caldo de cultivo para el surgimiento de un dictador mesiánico de ideas
extremistas.
Un padre prácticamente ausente mientras
realiza su trabajo en París y una esposa que a toda costa intenta darle a su
hijo único Prescott una educación muy de elites, de una estricta disciplina severa, típica de las familias
burguesas de la época, se van olvidando según las costumbres de lo mas
importante: afecto y cariño, prácticamente no abrazan ni demuestran de manera efectiva
amor por el niño, las dos figuras afectivas en la trama son la institutriz de Francés
y la criada pueblerina que luego es despedida y apartada del infante con el fin
de que no le hiciese sombra a la madre y
no desafiara los mas absurdos castigos tales como no darle de comer al niño.
La propuesta que nos muestra unas
casas burguesas amplias pero al mismo tiempo asfixiantes dignas de las mejores película
de terror se divide en tres actos que exponen los tres ataques de ira que harán
que el niño pase de ser victima de una relación violenta entre el y sus padres
a la posición del pequeño tirano que se revela abiertamente y de manera abrupta
en un claro desafío a la autoridad impuesta.
La cinta cierra con broche de oro
y es donde Corbert utiliza su cámara más angustiante y casi nos aturde con una
fanfarria infernal que anuncia el auge del líder-dictador, quien se abre paso
por una multitud ignorante e idiotizada la cual lo clama como si se tratase del
mismo Jesucristo en persona, aunque lo único reprochable y no muy entendible es
el que el líder no se asemeja a su padre si no al amigo de este salido de la
franquicia vampiresca de Twilight.
VALORACION 8.5 / 10
alf.cols@gamil.com / @cinealfred
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