miércoles, 18 de enero de 2017

LA LA LAND De Damien Chazelle


Ya a estas alturas mi persona con tan solo visionar los primeros 15 minutos del metraje de una película logra hacerse una idea de hacia donde van los tiros, en La La Land los disparos aciertan todos en el blanco y estamos hablando solo de los primeros 15 minutos, su escena de apertura con un numero musical situado en un embotellamiento en una autopista, coreografiada con una temible precisión y una espectacular toma continua (sin cortes) que se coloca a la par de las hazañas de los bailarines que desfilan en todo el numero nos van ubicando en el contexto hermosamente nostálgico del cual va a estar provisto esta maravillosa obra del séptimo arte.   

Damien Chazelle ya demostró sus dotes como director con la impecable y nominada al Oscar Whiplash, ahora por tercera vez el jazz hace acto de presencia en este musical que homenajea a la edad de oro del cine Hollywoodense y que decreta que este tipo de cine ya no se hace, si vemos otra obra de la misma envergadura pudiera ser dentro de 10 o 15 años. Chazelle nos contagia su amor por el jazz y los musicales y lo hace a través de la parejita Gosling-Stone, la cual desprende una química espectacular que se apodera de la audiencia como un espíritu que toma posesión de un cuerpo, en este caso al poseído no le queda mas que rendirse y disfrutar a plenitud y sin reservas de esta mágica película que deseara que no se acabe, porque una vez que lo haga y vuelva a la realidad el sentimiento de añoranza sera incontrolable, las imágenes se quedaran por días grabadas en el consciente y subconsciente, de eso se trata el cine, del poder que tiene de hacernos viajar por otros mundos, otras realidades y creérnoslas, ese es el triunfo de toda obra cinematográfica y esta lo logra con creces.     
    

Chazelle expone una historia muy sencilla, chico conoce chica, se enamoran, ella es aspirante a actriz, el es un pianista de jazz frustrado cuyo sueño es montar su propio club para interpretar y rendir culto al genero musical en su forma mas pura, por supuesto tendrán obstáculos y difíciles decisiones que tomar en pro de alcanzar sus sueños, aquí no hay nada que no halla antes sido contado, pero la forma, el empaque que utiliza Chazelle para presentar esta simple historia es supremo, la fotografía, los escenarios, el vestuario, la edición, todo esta planificado y eficazmente elaborado hasta en el mas mínimo detalle, ahora solo resta sumarle las soberbias interpretaciones de Ryan Gosling y Emma Stone que sin duda dan lo mejor de si mismos, otorgando una eficaz naturalidad en sus respectivos roles haciéndolos inolvidables.             

La gran estrella del film como dije antes es la nostalgia, Chazelle hace un manifiesto para todas las generaciones de lo que esta perdiendo el cine, su capacidad de innovar y sorprender pero sobre todo la llama de la magia que venia implícita en el llamado séptimo arte y que por momentos pareciera que esta apagándose, de pronto aparece Chazelle y nos dice que no todo esta perdido, de que a pesar que la gente ya no acuda a las salas de cine como lo hacia antes (hecho que se refleja en el cierre del teatro en donde la pareja vio Rebelde Sin Causa) y que ahora veamos películas en archivos comprimidos a través de una computadora, todavía hay gente como el que creen en el poder del cine, por ello se asegura de hacer una película que debe ser vista solo en la gran pantalla, en otro sitio no seria lo mismo, se asegura de indicarnos en su apertura que es una función en CinemaScope y nos amplia las imágenes que a continuación se apoderaran de nosotros y de las cuales los únicos que tendrán inmunidad frente a ellas son aquellos que no conocen el verdadero concepto de lo que es el cine y sobretodo el musical, para ellos mi mas sentido pésame, no tienen ni idea de lo que se pierden.              
VALORACIÓN 10/10



alf.cols@gmail.com / @cinealfred

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