En una casa en las afueras
de una ciudad costera la iglesia tiene recluidos a cuatro sacerdotes delincuentes
entre ellos pedófilos, la Iglesia trata en lo posible de enmascarar y no
afrontar el problema, allí coloca como vigilante y cuidadora a una mujer que
esconde sus taras y que posee también un pasado dramático, los curas confinados
han abusado de su poder para sodomizar y eyacular en la boca de los niños, como
se dice en varios momentos de la película. Así de gráfico son los diálogos en la
cinta El club, sobre todo a partir del momento en que entra en escena un
joven de aspecto vagabundo que tan solo busca respuestas ya que sufrió los
abusos de un quinto sacerdote que acaba de instalarse en la casa. A partir de
la muerte de este quinto miembro la jerarquía católica envía a un sacerdote
psiquiatra a investigar las extrañas circunstancias de la muerte del recién llegado
que solo son conocidas por los habitantes del recinto que sirve como pago de
penas y el espectador.
El
chileno Pablo Larraín explora de manera cruda y sin ningún tipo de condescendencia
los abusos sexuales perpetrados por la clase eclesiástica, y como esta de
manera insólita no asume su responsabilidad e inclusive excusan sus
horripilantes actos como venidos del mismísimo Dios el cual a través de ellos los
utilizo como instrumentos en una especie de acción purificadora.
Si
en la cinta estadounidense Spotlight este tema es tratado por medio de la investigación
reporteril y prácticamente no se muestra la cara maléfica detrás de estos
actos, en El Club estos seres enfermizos nos son restregados en la cara, con el
añadido de que la cinta se desarrolla en un paisaje desolador donde el sol que
representa la luz se mantiene casi oculto, unido a unos encuadres claustrofóbicos en espacios no
especialmente reducidos, lo que endurece de manera significativa el relato y le
otorga de manera muy acertada la atmosfera enfermiza que es el arma expresiva de todo el relato.
La
verdad es demasiada dura y gigantesca y en pos del pez no abandonar la
seguridad del agua el único personaje cuerdo en el universo trastocado que
plantea la obra se inclina por lavar los trapos sucios dentro de la casa, tal
vez de allí venga el decaimiento de la religión católica y el surgimiento de
miles de otras opciones religiosas en esta nueva era por la cual transitamos.
VALORACION: 8 / 10
alf.cols@gmail.com / @cinealfred
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