sábado, 23 de enero de 2016

EL CLUB De Pablo Larrain



En una casa en las afueras de una ciudad costera la iglesia tiene recluidos a cuatro sacerdotes delincuentes entre ellos pedófilos, la Iglesia trata en lo posible de enmascarar y no afrontar el problema, allí coloca como vigilante y cuidadora a una mujer que esconde sus taras y que posee también un pasado dramático, los curas confinados han abusado de su poder para sodomizar y eyacular en la boca de los niños, como se dice en varios momentos de la película. Así de gráfico son los diálogos en la cinta El club, sobre todo a partir del momento en que entra en escena un joven de aspecto vagabundo que tan solo busca respuestas ya que sufrió los abusos de un quinto sacerdote que acaba de instalarse en la casa. A partir de la muerte de este quinto miembro la jerarquía católica envía a un sacerdote psiquiatra a investigar las extrañas circunstancias de la muerte del recién llegado que solo son conocidas por los habitantes del recinto que sirve como pago de penas y el espectador.
El chileno Pablo Larraín explora de manera cruda y sin ningún tipo de condescendencia los abusos sexuales perpetrados por la clase eclesiástica, y como esta de manera insólita no asume su responsabilidad e inclusive excusan sus horripilantes actos como venidos del mismísimo Dios el cual a través de ellos los utilizo como instrumentos en una especie de acción purificadora.




Si en la cinta estadounidense Spotlight este tema es tratado por medio de la investigación reporteril y prácticamente no se muestra la cara maléfica detrás de estos actos, en El Club estos seres enfermizos nos son restregados en la cara, con el añadido de que la cinta se desarrolla en un paisaje desolador donde el sol que representa la luz se mantiene casi oculto, unido a unos  encuadres claustrofóbicos en espacios no especialmente reducidos, lo que endurece de manera significativa el relato y le otorga de manera muy acertada la atmosfera enfermiza  que es el  arma expresiva de todo el relato.

La verdad es demasiada dura y gigantesca y en pos del pez no abandonar la seguridad del agua el único personaje cuerdo en el universo trastocado que plantea la obra se inclina por lavar los trapos sucios dentro de la casa, tal vez de allí venga el decaimiento de la religión católica y el surgimiento de miles de otras opciones religiosas en esta nueva era por la cual transitamos.   

VALORACION: 8 / 10


alf.cols@gmail.com / @cinealfred

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