Cinta que rinde homenaje a los directores italianos Mario Bava y Dario Argento, ambos emancipadores del genero Giallo (amarillo) nombre que se deriva de las novelas policíacas cuyas cubiertas eran del color mencionado las cuales tomo como fuente de inspiración este genero, este se caracterizaba por manejar principalmente el triller psicológico poniendo gran acento en la violencia explicita para algunos de forma morbosa, sin embargo había gran cuidado en el apartado estético lo que hizo que el genero se fuera popularizando gracias a cintas como: La Muchacha Que Sabia Demasiado (1963) y Bahía De Sangre (1971) de Mario Bava así como El Pájaro De Las Plumas De Cristal (1970) y El Gato De Las Nueve Colas (1971) de Dario Argento, sin duda estas cintas se convirtieron en grandes influencias del cine de terror contemporáneo el cual ha sido mas explotado en suelo Hollywodense.
Peter Strickland arma una trama con mucha reminiscencia al cine de David Lynch (véase Mulholland DR.) en donde el terror psicológico juega un papel predominante dando como resultado una trama abstracta como forma de representación de la psiquis del individuo en el cual se apoya la historia.
Un excelente Toby Jones interpreta a Gilderoy un ingeniero de sonido ingles que viaja a Italia para trabajar en el BERBERIAN SOUND STUDIO, lugar mítico donde se procesa el sonido especialmente para las películas Giallo, Gilderoy es contratado por el director mas prominente del genero, básicamente la trama propone un choque cultural entre la forma de trabajar y el temperamento calmado del ingles en contra posición del personal italiano que luce histérico y conflictivo creando un ambiente opresor para Gilderoy quien se va derrumbando mentalmente perdiendo la noción de la realidad sumergiéndose en los confines de la representación del terror ejecutada por los actores y sonidistas en pos de completar la etapa de post-producción, lo destacable de la propuesta es la utilización del sonido como herramienta de tensión encarnado en los gritos de las actrices y el desempeño de los sonidistas para emular por medio de una vasta gama de materiales incluyendo frutas la sonoridad que van requiriendo las escenas especialmente de violencia, todo esto sin en ningún momento mostrar lo que observa el equipo de trabajo.
Ayudado por un acorde montaje que va in crescendo en frenetismo, una puesta en escena claustrofobica que le va dando al estudio un aire de mansión del terror y su apegada ambientación a la estética setentera, Strickland nos regala una joya inclasificable que se nutre de diversas fuentes sin nunca estacionarse en ninguna de ellas dando como resultado una propuesta original que se aparta del cine convencional y que sin duda sera referencia en un futuro inmediato.
VALORACION: 9 / 10
No hay comentarios.:
Publicar un comentario